La semana pasada me encontré dos volúmenes notables en una librería de libros usados: Enrique Yáñez en la cultura arquitectónica mexicana de Rafael López Rangel y La obra de Enrique del Moral de Salvador Pinoncelly.
En el primero de estos libros llama la atención la calidad de las obras pequeñas del inicio de la carrera de Yáñez y por sus casas en el Pedregal. Las Casas de departamentos en la avenida Martí, de 1934 son de excelente calidad. Se trata de un conjunto compuesto por dos volúmenes lineales paralelos, con una calle peatonal en medio. Las casas son de dos pisos, con un tercero con cuartos de servicio, lavaderos y tendederos, así como un solario. Pasé por ahí hace unos días y al parecer el conjunto sobrevive en buen estado.
Las casas de el Pedregal son interesantes por su relación con sus terrenos y con su entorno. Están compuestas por muros de piedra que forman patios y jardines y contienen los espacios interiores. Algunas de las casas tienen motivos prehispánicos que recuerdan el auge del priismo, pero por lo demás son obras de mucha calidad.
En el libro de Enrique del Moral son de interés las obras de gran escala que realizó sólo. Son bien conocidas sus obras en sociedad con Mario Pani, como el plan maestro de CU y el edificio de Recursos Hidráulicos. Entre sus obras sin Pani hay muchas de la misma calidad, como las Cortes Penales del Distrito Federal, un edificio muy delgado, con una larguísima fachada frontal. No se qué sobreviva de este edificio, pero me imagino que poco o nada.
Otra obra notable de Enrique del Moral es el Edificio de la Industria Farmacéutica de México, construido en la calle de Versalles y ya desaparecido. Se trataba de una torre muy esbelta de vidrio blanco, sobre una base curva que seguía la línea de la calle, con espacios comerciales.
Fialmente, el libro dedica una aplia sección al Mercado de la Merced (en la foto). Este edificio es probablemente el mejor ejemplo de una tipología de la que hay muy buenos ejemplos en la arquitectura moderna mexicana.
En el primero de estos libros llama la atención la calidad de las obras pequeñas del inicio de la carrera de Yáñez y por sus casas en el Pedregal. Las Casas de departamentos en la avenida Martí, de 1934 son de excelente calidad. Se trata de un conjunto compuesto por dos volúmenes lineales paralelos, con una calle peatonal en medio. Las casas son de dos pisos, con un tercero con cuartos de servicio, lavaderos y tendederos, así como un solario. Pasé por ahí hace unos días y al parecer el conjunto sobrevive en buen estado.
Las casas de el Pedregal son interesantes por su relación con sus terrenos y con su entorno. Están compuestas por muros de piedra que forman patios y jardines y contienen los espacios interiores. Algunas de las casas tienen motivos prehispánicos que recuerdan el auge del priismo, pero por lo demás son obras de mucha calidad.
En el libro de Enrique del Moral son de interés las obras de gran escala que realizó sólo. Son bien conocidas sus obras en sociedad con Mario Pani, como el plan maestro de CU y el edificio de Recursos Hidráulicos. Entre sus obras sin Pani hay muchas de la misma calidad, como las Cortes Penales del Distrito Federal, un edificio muy delgado, con una larguísima fachada frontal. No se qué sobreviva de este edificio, pero me imagino que poco o nada.
Otra obra notable de Enrique del Moral es el Edificio de la Industria Farmacéutica de México, construido en la calle de Versalles y ya desaparecido. Se trataba de una torre muy esbelta de vidrio blanco, sobre una base curva que seguía la línea de la calle, con espacios comerciales.
Fialmente, el libro dedica una aplia sección al Mercado de la Merced (en la foto). Este edificio es probablemente el mejor ejemplo de una tipología de la que hay muy buenos ejemplos en la arquitectura moderna mexicana.