jueves, 21 de agosto de 2008

La Oficina de Correos del Tec de Monterrey

El ingeniero Armando Ravizé fue uno de los constructores - en sentido literal y figurado - más destacados del Tec. Llegó a la ciudad al finalizar la década de los treintas, invitado por el general Juan Andreu Almazán. El primer proyecto destacado que realizó en la ciudad fue la construcción de la Iglesia de la Purísima, proyectada por el arquitecto Enrique de la Mora. Así se formó un equipo de trabajo que daría otras obras maestras de la arquitectura a Monterrey, como el campus del Tec de Monterrey, iniciado en 1945.

El campus diseñado por De la Mora fue concebido para 2,500 estudiantes. Pronto la población estudiantil del Tec superó esta cifra, y se requirió expandir sus instalaciones. En adición a nuevos edificios de salones de clase - la Ratonera, Aulas 3 y 4 - la jóven universidad requirió nuevas amenidades - cafeterías, residencias, oficinas administrativas. Armando Ravizé, para entonces consejero del Tec y amigo personal de Don Eugenio Garza Sada, fue responsable no sólo por la construcción de estos nuevos edificios, sino también por su diseño.

En todos estos edificios, Ravizé siguió los lineamientos estilísticos de De la Mora. Se utilizan los mismos materiales y la configuración espacial es similar a la de los primeros edificios del campus. Sin embargo, Ravizé, como ingeniero, desarrolló estrategias para hacer más eficientes los procesos constructivos. La más sobresaliente de estas estrategias fue denominada "cimbrar sin cimbra", la cual consistía en colar las lozas de un edificio sobre una placa de concreto en el piso para posteriormente izarlas con un sistema mecánico.

Este método fue utilizado para construir cientos de casas de interés social en Monterrey, ya que permitía ahorrar recursos humanos y materiales. Su origen, sin embargo, fue en el Tec. La Oficina de correos ubicada en la entrada principal del Instituto, frente a la Rectoría, fue el primer edificio construido de este modo. El método no había sido probado, por lo que cuando se izó su loza, se presentaron como observadores estudiantes y profesores de arquitectura e ingeniería. El proceso fue exitoso. El Tec, al darle un espacio a Ravizé para desarrollar y probar su método, afianzaba su posición como líder en innovación en la ciudad. Más adelante, Ravizé construiría los edificios de residencias en la parte norte del campus con el mismo método.

La oficina de correos fue demolida en 2008. Durante décadas, sobrevivió como testamento del papel del Tec de Monterrey en la historia de la arquitectura y la construcción del país, y de manera más general, de su vocación como espacio para el desarrollo de soluciones creativas en beneficio del país, mediante nuevas tecnologías. Desgraciadamente, desapareció sin que se reconociera su valor y sin que se presentara la menor resistencia.

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